Muchos de ellos me dicen que la decisión de desvincularse de su empresa les sobreviene paulatinamente. Durante años, se han entregado en cuerpo y alma cada día para hacer que su empresa sea mejor que el día anterior, disfrutando de los retos mientras compiten por los clientes y ven crecer los beneficios.

Entonces aparece una duda persistente. Tal vez se dejan seducir por otros cargos interesantes o por propuestas empresariales aún mejores. O empiezan a pensar en la jubilación. Después de todo, es natural querer disfrutar de los frutos del trabajo propio. Como alguien dijo una vez: «Emprender es vivir unos años de tu vida como la mayoría de la gente no lo hará, para poder pasar el resto de tu vida como la mayoría de la gente no puede».

Desvincularse de la empresa tiene tantas implicaciones para su patrimonio personal y su estilo de vida como crear una. No solo se trata de un impacto financiero, sino también emocional. En resumen, no planificar es planificar el fracaso. Aquí comparto con ustedes los siete errores más comunes que he encontrado al asesorar a clientes sobre la salida de su empresa:

1. No reservar tiempo suficiente

Una estrategia de salida no es algo que se pueda planificar en un par de días o semanas. Lo ideal es empezar a planificar con uno o dos años de antelación para tener las mejores posibilidades de maximizar el valor y optimizar la preservación de su patrimonio. Incluso si su salida parece lejana, hablo regularmente con mis clientes sobre cuándo y cómo podrían querer retirarse, el flujo de caja que necesitan para financiar su estilo de vida y cualquier otro factor que pueda entrar en juego. Esto nos da tiempo suficiente para adoptar una visión estratégica y aumenta nuestro margen de maniobra.

2. No potenciar la empresa

Si está pensando en vender, tome medidas para maximizar el valor de su empresa antes de la venta y haga que esta sea lo más atractiva posible para quienes estén interesados en comprarla. Esto podría abarcar muchos aspectos, desde poner al día sus registros financieros, asegurarse de contar con un equipo de gestión competente o introducir nuevas líneas de productos. Una vez más, el momento es importante: si toma estas medidas con suficiente antelación mientras no está bajo presión, podrá responder rápidamente a cualquier cambio necesario.

3. Evitar la confrontación familiar

Independientemente del grado de implicación de su cónyuge y sus hijos en la empresa, es habitual que las emociones se disparen antes de salir de ella. Cada miembro de la familia puede tener ideas diferentes sobre el valor de la empresa, cómo deben utilizarse los ingresos o qué papel deben desempeñar si la empresa va a continuar. Los conflictos familiares pueden incluso impedirle proseguir con su plan de salida. Aconsejo a los clientes que realicen una reunión familiar para discutir las expectativas de todos desde el principio. De antemano, explique sus expectativas a cada uno de los miembros de su familia por separado. De este modo tendrán tiempo para pensar en lo que esperan del plan de salida.

4. Actuar en solitario

Es vital rodearse de un equipo competente de asesores personales y empresariales. Designar a un profesional o asesor externo que pueda gestionar el proceso y también estar presente para manejar las consideraciones y necesidades de los diferentes miembros de la familia suele ser un factor clave a la hora de discutir las estrategias de salida de la empresa. Una persona externa suele hacer que el proceso sea mucho más objetivo y las decisiones tienden a tomarse de forma más racional.

5. No tener una cifra clave en mente

Muchos de los empresarios a los que asesoro tienen una idea aproximada del valor de su empresa, pero en muchos casos se trata más de una estimación, una cifra aproximada, que de algo basado en hechos. Le brindo apoyo recurriendo a especialistas para obtener una valoración de su empresa, incluso si la salida o la venta están aún lejos. Al conocer el valor actual de la empresa, podemos intervenir para aumentar el valor y conseguir el precio de venta que necesitan para jubilarse.

6. Ignorar las implicaciones fiscales

Los empresarios tienden a pasar por alto la importancia de proteger su patrimonio privado. El producto de la venta de la empresa estará sujeto a impuestos, por lo que trabajo con mis clientes para asegurarme de que cuentan con la estructura fiscal adecuada para la venta, por ejemplo, reduciendo sus reservas en la empresa antes de la venta y acumulando activos en su cartera privada. Esto puede incluir escalonar la distribución de dividendos, acumular estructuras de inversión fiscalmente eficientes o adecuar un contrato matrimonial.

7. Entrar en el vacío

Puede que sienta que su empresa es «su bebé» y parte de su identidad. Cuando toma la decisión de dejarla atrás, es normal que sienta una mezcla de miedo, pérdida, pena, arrepentimiento o estrés. Acepte que, como con cualquier acontecimiento importante de la vida, puede haber un cierto periodo de duelo y elabore un plan para los primeros 6 a 12 meses de modo que tenga algo que le haga ilusión, como un viaje o aprender algo. He invitado a los clientes a participar en actividades filantrópicas y a asistir a los eventos deportivos y culturales que patrocinamos, como el Montreux Jazz Festival, la Fórmula E y nuestra Colección de Arte, entre otros. Aunque a veces, no hacer nada durante un tiempo puede ser el mejor consejo.

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