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Los cambios en las costumbres sociales, el aumento de la soltería, las mayores oportunidades para las mujeres y el descenso de la fertilidad han provocado un aumento de la falta de hijos en muchas partes del mundo. En Estados Unidos, la proporción de parejas casadas que tienen hijos se redujo a menos de la mitad desde los años sesenta; en China, la falta de hijos se cuadruplicó en la última década. Lo mismo ocurrió en Asia Oriental, y en el sur de Europa se observa un aumento de este fenómeno. Ya sea por elección o debido a las circunstancias, cada vez es mayor el número de adultos y parejas mayores que no tienen hijos a quienes legar el patrimonio que han acumulado durante toda una vida.

Si se encuentra en esta situación, es posible que cuestione la utilidad de la planificación sucesoria. Sin embargo, sin un plan cuidadosamente diseñado, gran parte de su patrimonio podría esfumarse a causa de los impuestos o quedar en manos de familiares con los que no tiene una relación estrecha. Y aunque no tenga hijos o nietos a los que pueda legar su patrimonio, es posible que tenga otros familiares, amigos u organizaciones benéficas predilectas que desearía que se beneficiaran de los frutos de su arduo trabajo.

1. Redacte un testamento

El primer paso, y el más básico, que debe dar es redactar un testamento en el que especifique quién debe recibir qué parte de su patrimonio. Si fallece sin dejar testamento, es probable que la decisión sobre cómo repartir sus bienes la tomen los tribunales de su país de residencia. En estos casos, el orden de sucesión suele ir del cónyuge sobreviviente a los hijos y luego a los nietos. Si no tiene ninguno de estos familiares, es posible que sus bienes pasen a personas que nunca hubiera querido que fueran sus herederos. En ausencia de herederos vivos, su patrimonio podría pasar a manos del Estado.

Aunque pueda parecer un paso fundamental, muchas personas nunca llegan a redactar un testamento. Las estadísticas de Estados Unidos, Reino Unido y Suiza sugieren que más de la mitad de la población no ha redactado disposiciones de última voluntad o testamentos.

Sin embargo, dejar en manos de familiares y amigos la gestión de su sucesión sin haber dejado constancia escrita de sus preferencias le añadirá presión a un momento ya de por sí estresante. Si deja un testamento válido, evitará que sus seres queridos tengan que recurrir a los tribunales para dirimir la transmisión de sus bienes.

2. Nombre un albacea

Un albacea es alguien a quien usted confía la responsabilidad de cumplir las disposiciones y preferencias establecidas en su testamento. Sus funciones pueden ir desde la presentación de documentos ante el tribunal hasta la venta de sus propiedades, la liquidación de sus deudas o la distribución de sus bienes conforme a sus instrucciones.

Mientras que las personas con hijos suelen designar a un hijo adulto como albacea, las que no los tienen pueden recurrir a otro familiar o a un amigo. Esta persona debe ser alguien que tenga el carácter y la capacidad para cumplir sus deseos, y que no esté expuesto a ningún conflicto de intereses. Si no hay un candidato adecuado en su familia o círculo de amigos, o si su patrimonio es cuantioso y complejo, es aconsejable recurrir a los servicios de un albacea profesional.

3. Otorgue un poder notarial

Un poder notarial es un documento legal que otorga a otra persona la facultad de gestionar sus asuntos si usted queda incapacitado y no puede hacerlo por sí mismo. A diferencia de un albacea, que ejecuta sus decisiones después de su muerte, la persona a la que se confía el poder toma decisiones por usted antes de que fallezca. Puede tratarse de decisiones sobre propiedades, inversiones, impuestos, deudas y atención médica.

Aunque esté casado, su cónyuge no recibe automáticamente un poder por el solo hecho de que exista el matrimonio. Tiene que firmar un poder notarial que le otorgue esas facultades para que actúe en su nombre. También es de vital importancia nombrar a una o más personas sustitutas que asuman dicho papel en caso de que su cónyuge quede incapacitado o fallezca y no pueda ejercer el poder.

4. Deje su huella en el mundo a través de la filantropía

Incluso si no tiene una siguiente generación a la que apoyar dentro de su familia, puede desempeñar un papel importante en la construcción del futuro donando a una causa que merezca la pena. De hecho, las personas sin hijos son una de las fuentes de financiamiento más importantes para las organizaciones benéficas en general. Un estudio realizado en el Reino Unido reveló que las personas sin hijos son cinco veces más proclives a dejar dinero a organizaciones benéficas que las que tienen hijos.

Es importante centrarse en organizaciones o causas que coincidan con sus intereses y valores. Algunos ejemplos pueden ser la creación de una fundación para conceder becas escolares o la donación a una organización benéfica que invierta en empresas dedicadas a resolver problemas medioambientales. Los esfuerzos filantrópicos de este tipo pueden ser aún más gratificantes si empieza a donar el dinero antes del final de su vida, de modo que pueda observar la repercusión que tienen y el placer que dan a los demás. Si le atrae la filantropía, le recomendamos que hable con un profesional que le ayude a recorrer el mejor camino para marcar la diferencia.

5. Recuerde revisar sus decisiones periódicamente

Tal vez la regla más importante a la hora de planificar su sucesión, tanto si no tiene hijos como si los tiene, sea documentar cuidadosamente todo lo que desea que ocurra y también volver a revisarlo periódicamente. Al fin y al cabo, las relaciones con familiares y amigos pueden cambiar con el tiempo y esto puede reflejarse en la parte de los bienes que tenga previsto dejarles. También debería actualizar periódicamente la lista de beneficiarios designados, ya que sus bienes solo pasarán a ellos si el beneficiario nombrado realmente vive más que usted.

Nadie sabe lo que nos deparará el futuro. Mientras que los padres pueden suponer, en general, que su patrimonio se transmitirá a sus hijos, las posibilidades que se ofrecen a las personas y parejas sin hijos son más inciertas. Con los cinco pasos anteriores, seguirá ejerciendo cierto control sobre lo que ocurra con el patrimonio que tanto le ha costado ganar y proporcionará un motivo de satisfacción a otros miembros de su familia, amigos y causas que merezcan la pena.

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