Todos hemos notado que el precio de los bienes y servicios de consumo diario aumentó con más rapidez que en cualquier otro momento de los últimos veinticinco años. El conflicto en Europa del Este ha provocado perturbaciones en las cadenas de suministro y en el suministro energético, ocasionando así un aumento en el precio de los alimentos, el combustible y otros servicios. La tasa de estas subidas de precios se conoce como inflación.

¿Qué es la inflación?

La inflación es una forma de medir el cambio en el precio de los bienes y servicios de consumo diario, desde los alimentos y el combustible hasta las entradas de cine y la peluquería. Los precios suelen aumentar con el tiempo, por lo que el costo de su compra semanal tiende a subir a lo largo del año. Si es un 10 % más cara que hace 12 meses, entonces esa sería la tasa aproximada de inflación de los alimentos. En el Reino Unido y en la zona euro, los bancos centrales se proponen mantener la inflación por debajo del 2 % para evitar una subida demasiado rápida de los precios que haga inasequibles los bienes y servicios para aquellos con ingresos más bajos.

Una alta tasa de inflación puede tener consecuencias negativas precisamente por esta razón, pero la inflación no siempre es algo malo. Si la gente prevé que la inflación aumentará en un futuro próximo, es posible que compre más bienes y servicios. Esto estimula la actividad económica e impulsa el crecimiento en la mayoría de los sectores. A corto plazo, la inflación también puede conducir a un aumento de los salarios, a la creación de empleo y a la reducción de la carga de la deuda. Pero, a largo plazo, la inflación puede tener un impacto negativo en el poder adquisitivo.

¿Cómo afecta la inflación su poder adquisitivo?

Es posible que en las compras pequeñas no note los efectos de la inflación, pero si está ahorrando para adquirir una vivienda valorada en un millón de dólares y la inflación es del 5 %, podría necesitar 50.000 dólares más para tener el mismo poder adquisitivo. Incluso las compras menores, como coches o equipos tecnológicos caros, pueden experimentar cambios drásticos en sus precios en un breve periodo de tiempo.

Conocer su tolerancia al riesgo es un elemento fundamental para el éxito de la inversión a largo plazo. Establecer objetivos personales contribuirá en gran medida a determinar el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir y que puede asumir. A su vez, su tolerancia al riesgo incidirá en el tipo de activos que posea y, en última instancia, en la composición de su cartera.

Tomemos como ejemplo a nuestro inversionista jubilado, que quizá haya pasado toda su vida levantando su empresa. El deseo de preservar su patrimonio probablemente signifique que valora mucho la estabilidad. Estos inversionistas pueden tener una menor propensión al riesgo y estar dispuestos a asumir un menor rendimiento de la inversión. Y los inversionistas de más edad pueden tener un horizonte temporal más corto. Para ellos, la preservación del capital podría ser la mejor estrategia. Es probable que el equilibrio de su cartera se incline hacia activos más predecibles y menos volátiles, en los que el limitado potencial de renta y crecimiento se vea compensado por la seguridad y liquidez relativamente altas que proporcionan.

Si los precios aumentan más rápido que su salario, su dinero no le alcanzará para mucho. Para las personas jubiladas y las que reciben ayuda social, cuyos ingresos suelen permanecer invariables durante mucho tiempo, esto puede repercutir mucho en el gasto diario en energía y alimentos, ya que estos precios suelen ser los primeros en dispararse en periodos de inflación. Sin embargo, los economistas suelen excluir la energía y los alimentos de los cálculos cuando quieren medir la «inflación básica», que es un indicador más fiable de las tendencias a largo plazo.

La inflación también puede dificultar a las empresas la venta de sus productos y servicios, ya que los precios pueden cambiar rápidamente. El hecho de que las empresas no puedan planificar sus presupuestos con antelación puede provocar inestabilidad en la economía en general y esto puede repercutir en la disposición de la gente a invertir en estas empresas.

¿Qué impacto tiene la inflación sobre las inversiones?

Renta variable

Cuando alguien hace una inversión de capital en una empresa, se convierte en accionista con derecho a una parte de los activos y beneficios de la empresa. El rendimiento de la empresa determina el valor de sus acciones, pero este puede verse afectado por factores económicos como la inflación.

Cuando los salarios son altos y la economía subyacente es fuerte, los consumidores aún pueden permitirse comprar los productos de la empresa. El aumento de los beneficios favorece a los accionistas, ya que estos deberían obtener un mayor rendimiento de su inversión. Sin embargo, cuando los salarios no suben y la economía es débil, los consumidores pueden comprar menos bienes y servicios. Esto provoca una caída tanto de la demanda como de los beneficios de la empresa, haciendo que los rendimientos para los accionistas corran la misma suerte.

Renta fija

Invertir en bonos implica normalmente prestar dinero al emisor, que generalmente es una gran empresa o el gobierno. – El emisor le paga a cambio una renta fija. Cuando el bono vence, el emisor reembolsa el préstamo original. Como la tasa de interés de los reembolsos es fija, una alta inflación devaluará en la práctica los ingresos que reciba.

La inflación también puede afectar el valor subyacente de la inversión. Si, por ejemplo, usted compra un bono del Estado por 100 dólares y este paga un 3 % de interés, pero la inflación es superior al 3 %, el valor de la inversión caerá. Cuando el gobierno devuelva el préstamo al vencer el plazo fijado, sus 100 dólares originales se habrán devaluado por la inflación.

¿Qué impacto tiene la inflación sobre el efectivo y los ahorros?

La respuesta corta es que la inflación siempre devalúa el efectivo. La razón es que la inflación conlleva el aumento de los precios. Si usted tiene ahora 100 dólares en su cartera, puede comprar una cierta cantidad de bienes o servicios. Si la inflación eleva el precio de esos productos a 110 dólares el año que viene, ya no podrá comprar la misma cantidad con sus 100 dólares. Si conserva este dinero en una cuenta bancaria que no paga intereses, el resultado es el mismo. De hecho, si usted tuviera 100 dólares en su cuenta bancaria desde hace 50 años, hoy solo podría adquirir el equivalente a 20 dólares en bienes.

Sin embargo, la mayoría de los bancos pagan intereses, por lo que sus 100 dólares aumentarían con el tiempo. Y, para combatir la inflación, los bancos suben sus tasas de interés para fomentar el ahorro frente al endeudamiento o el gasto. Por desgracia, los bancos no subirán sus tasas de interés por encima de la inflación, de modo que la tasa de interés real a la que usted se expone —la tasa nominal ofrecida por su banco menos la inflación— siempre será negativa. Por ejemplo, su banco le paga un 2 % de interés por sus ahorros, pero la inflación es del 3 %. Entonces la tasa de interés real de sus ahorros es del -1 %, lo que significa que su poder adquisitivo disminuirá un 1 % al año.

Por tanto, en periodos de alta inflación, no vale la pena mantener efectivo. Sin embargo, los rendimientos de otras inversiones, como las acciones y los bonos, pueden ser superiores a la inflación. Invertir en estos activos puede generar un patrimonio significativo a largo plazo, por lo que deben considerarse una alternativa viable al dinero en efectivo.

Entornos inflacionistas: ¿qué pueden hacer los inversionistas?

A corto plazo, un poco de inflación puede impulsar los aumentos salariales e incluso estimular el crecimiento si la economía subyacente es fuerte. Pero si la inflación se mantiene en niveles altos durante periodos más prolongados, los ahorros de la gente se devalúan y su poder adquisitivo disminuye. En un entorno inflacionista, invertir en empresas de alta calidad dedicadas al comercio de bienes y servicios esenciales, así como comprar deuda pública más segura, suele ser una estrategia muy acertada, ya que estas inversiones tradicionales deberían ofrecer mejores rendimientos que el efectivo.

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