Cuando a los hijos de Mensur Pocinci les preguntan a qué se dedica su padre, responden que a mirar las olas, a comprobar si esas olas suben, bajan o se mantienen planas. Es una síntesis perfecta del análisis técnico, con esa agudeza tan propia de los niños. Lo que hace un director de análisis técnico de Julius Baer en su día a día es, como mínimo, complejo.

En su forma más elemental, el análisis técnico es un método que sirve para evaluar valores mediante el análisis de los datos extraídos del mercado. Se selecciona un valor de los gráficos y se interpretan la tendencia y la dinámica de un mercado para determinar si esa tendencia se prolongará o cambiará de rumbo. Dicho de otro modo, «el análisis técnico intenta detectar el estado actual de los mercados financieros y mirar un poco al futuro para ayudar a los inversionistas a comprender las señales que emiten esos mercados», explica Mensur.

Detectar posibles tendencias

Para conocer mejor este campo, vale la pena echar un vistazo a cómo empezó todo para Mensur. Su devenir en el análisis técnico comenzó con la pregunta «¿cómo puedo comprender mejor los mercados financieros?». Según el propio Mensur, en el colegio se le daban bien las matemáticas —«tenían sentido»— y le fascinaban los altibajos de los mercados financieros. Descubrió el análisis técnico en el transcurso de una pasantía comercial y fue amor a primera vista. «Encontré un libro en la biblioteca en el que solo había dos o tres páginas sobre análisis técnico, pero tuvo todo el sentido del mundo para mí desde el principio. Tuve suerte de poder convertir esta curiosidad y esta fascinación en mi trabajo actual».

Tras obtener un Máster de Análisis Técnico Financiero, Mensur pasó 15 años en Credit Suisse, primero en gestión de carteras y después en análisis técnico. En 2011, se incorporó a Julius Baer y aquí sigue desde entonces. Como analista técnico, considera que toda la información se refleja en el precio de la acción, por lo que, a corto plazo, todo lo que hace falta para evaluar un título o un mercado se puede extraer de los gráficos. Ahí es donde entran en juego las «olas»: en un día normal, Mensur puede examinar cientos de tablas y cientos de gráficos para determinar las tendencias actuales y potenciales.

La intersección entre el dinero, la economía y la psicología del inversionista

Tras unos minutos charlando con Mensur queda muy claro que su trabajo le apasiona. Lo describe como un trabajo complicado en la intersección entre el dinero, la economía y la psicología del inversionista. «Nadie puede ver el futuro», comenta. «Como inversionista, tienes que ser humilde y asimilar las señales del mercado tal y como vienen».

Pero lo que de verdad le interesa sobre el análisis técnico es la psicología del inversionista. «El comportamiento humano no cambia. Cuando hay sol y hace calor, la gente se va a nadar al lago. Cuando llueve, no lo hacen. Pues con las inversiones pasa lo mismo». Por eso el análisis técnico lleva siglos sin cambiar: a corto plazo, los mercados financieros no son más que un reflejo del ánimo de los inversionistas, explica el analista.

El primer paso del trabajo de Mensur es hacerse una idea general clara y es importante tener muy presente esa visión de conjunto. Por ejemplo, si la libra esterlina lleva años cayendo, eso hay que saberlo. Por lo tanto, el mejor consejo de Mensur para los inversionistas es ir con las tendencias. «La tendencia es tu amiga», aconseja. Cita el ejemplo de que, desde 1926, los valores más fuertes han rendido un 15 % anual, mientras que los más débiles no han dejado de caer un 1,4 %.

Asimismo, recomienda a los inversionistas que tengan la mente abierta, ya que el futuro nunca será exactamente igual que el pasado. Por último, Mensur insta a los inversionistas a ser muy selectivos y recortar pérdidas cuanto antes: «En los últimos 100 años, solo un 4 % de los valores cotizados generaron una creación neta de riqueza en el mercado de renta variable estadounidense. El otro 96 % ofreció un rendimiento similar al de los valores del Tesoro».

Mantener la cabeza despejada

Con un trabajo que exige tanta concentración, Mensur tiene que llegar al trabajo con la cabeza despejada. Por eso suele ir en bicicleta a la oficina. «Tienes que estar muy atento al tráfico», comenta, «por lo que en ese breve periodo de tiempo tienes cero distracciones y puedes recargar las pilas».

Cuando no está trabajando, a Mensur le gusta pasar tiempo con su familia. En sus propias palabras: «Me apasionan mi trabajo, mi familia y el hecho de estar en Suiza. Tuve mucha suerte de estar en el lugar correcto en el momento adecuado», comenta.

Su profesión contrasta con su carácter afable, y Mensur confiesa que le gusta contar chistes de vez en cuando. «Hay que tomarlo todo con cierta distancia. La vida no se puede tomar demasiado en serio».

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