El orden mundial cada vez más multipolar exige ser autosuficiente para controlar las dependencias económicas y la creciente conciencia sobre la sostenibilidad pone el acento en las cuestiones ambientales derivadas de nuestro modo de producir y usar la energía. A medida que vaya moviéndose la brújula moral de la sociedad, irán cambiando los patrones de consumo individual y regulación estatal. En definitiva, la tecnología y la sociedad están reescribiendo las reglas y principios de funcionamiento del negocio energético. Los modelos de negocio tradicionales se están quedando desfasados y aparecen otros nuevos. El tema de la «Transición energética» trata de mostrar las posibles vías hacia un futuro energético más democratizado que impulse la tecnología por encima de los recursos, que ponga la autonomía por delante del comercio y empodere al pequeño frente al grande.

Energía limpia

Lo que antes era un negocio especializado que vivía del apoyo público se ha convertido en una fuerza dominante en los mercados energéticos. Gracias a los avances de la tecnología y la fabricación a escala, las energías solar y eólica se han convertido en tecnologías de preferencia que pueden competir en costos con los combustibles fósiles. Con ayuda de la digitalización, la dependencia de las grandes centrales eléctricas se está desvaneciendo. En su lugar, una plétora de fuentes de energía limpia integradas y conectadas de forma inteligente suministran una proporción cada vez mayor de electricidad de forma confiable. Aún queda mucho por aprender, por lo que el auge de la energía limpia hace presagiar una era de energía abundante y a bajo costo.

Movilidad

La movilidad es una de las arterias de nuestras economías, el elemento que, combinado con otros, conecta a la sociedad y da vida a las cadenas de suministro. Mientras que el esquisto y la energía limpia pusieron patas arriba los mercados del petróleo, el gas y la electricidad, el negocio del transporte parece estar en las primeras fases de un periodo de profundo cambio. En una primera oleada, parece que los automóviles eléctricos están a punto de llegar al mercado de masas. Sus dos fuerzas motrices son la ampliación de la oferta y la dinámica de la curva en S. Ambos factores son interdependientes. Los modelos disponibles y venideros para el mercado de masas irán captando cuotas de mercado sostenibles al satisfacer necesidades específicas de los clientes. A continuación, esta adopción debería alimentar el típico impulso de curva en S. Es posible que las dinámicas sean diversas e incluyan planes acelerados de desarrollo de fabricantes de automóviles o una expansión más rápida de las infraestructuras de carga, por lo que veremos cada vez más enchufes tanto en casa como en el trabajo. En una segunda oleada, la conducción autónoma podría revolucionar la movilidad hasta convertir los automóviles en algo que cualquiera pueda usar en cualquier momento. Un futuro así sería muy prometedor y tendría efectos de amplio calado: menos demanda de petróleo, menos contaminación, menos congestión de tráfico, más productividad, más espacio urbano y más cohesión social. Esto se debe a que los coches eléctricos de conducción autónoma ofrecerían movilidad asequible y accesible también a las personas no tienen licencia de conducir.

La tendencia a la electrificación afectará también el negocio de transportes. Sobre todo se electrificará con rapidez el segmento de trayectos cortos y cargas ligeras porque los parámetros económicos hacen que resulte atractivo. En el caso de los vehículos pesados persiste la incertidumbre tecnológica, ya que tanto los sistemas eléctricos, los de pilas de combustible como los de gas natural tienen sus propias ventajas competitivas. Pero independientemente de esta incertidumbre, el uso de combustible fósil tocará techo y caerá a largo plazo también en el negocio del transporte. Solo en el caso de la aviación y del transporte marítimo, las perspectivas apuntan a un crecimiento del uso del petróleo comparativamente estable más allá de 2030. El hidrógeno tendrá un futuro, pero no es probable que sea una alternativa viable para procesos industriales con un uso intenso de la energía hasta bien pasado el año 2030.

Contáctenos