Desde sus comienzos en 2014, el impacto de la Fórmula E es inmenso, impulsada por su misión de acelerar el progreso humano sostenible. «Somos pioneros en la combinación de sostenibilidad y deporte desde el principio», afirma Pallé. Es un enfoque que ha dado frutos. Además de ser la única serie de carreras de monoplazas, aparte de la Fórmula 1, a la que se le concedió el estatus de campeonato, la Fórmula E fue la única representante del mundo del deporte en la Conferencia sobre el Cambio Climático COP 27 celebrada el año pasado en Sharm El Sheik.

Cuando se le pide que explique este logro, Pallé es clara: «Las herramientas para luchar contra el cambio climático ya existen. El reto es potenciar la sensibilización y la Fórmula E tiene el alcance mundial necesario para influir en el comportamiento de millones de aficionados».

Sostenible por diseño: el monoplaza Gen3
Aunque la Fórmula E debe su existencia a la sostenibilidad, Pallé sabe que el entretenimiento es un factor fundamental. «Nuestro trabajo consiste en equilibrar ambos elementos. Desde el punto de vista de los aficionados, todo gira en torno a los autos y la emoción de las carreras. A esto lo llamamos mezclar carreras y razón, y demostramos que pueden coexistir».

El último auto Gen3, presentado en el ePrix de Mónaco 2022, así lo demuestra. Por una parte, es el coche de carreras eléctrico más rápido, ligero y eficiente jamás construido, capaz de alcanzar velocidades de hasta 320 km/h y de ofrecer a los pilotos y aficionados un notable avance en términos de emoción. Por otra parte, su diseño permite reducir a cero las emisiones de carbono, forjando un nuevo modelo de sostenibilidad para las carreras eléctricas de alto rendimiento.

«Introdujimos criterios de sostenibilidad en la fase de licitación», explica Pallé, «así que nuestros proveedores tuvieron que cumplir desde el principio los estándares internacionales más exigentes». El resultado es el coche de carreras más ecológico del mundo, repleto de tecnología de vanguardia: los neumáticos están fabricados con un 25 % de materiales reciclados y el chasis usa fibra de carbono procedente del Gen2. Y al final de su vida útil, los minerales de la batería del coche se reutilizarán en otro lugar. Quizá lo más impresionante sea que, gracias al frenado regenerativo durante la carrera, el Gen3 produce casi el 50 % de la energía que consume.

Cerrando la brecha de la electromovilidad mediante la colaboración
Pallé cree que, al trabajar estrechamente con los fabricantes de coches, la Fórmula E está en una posición única para ayudar a superar la brecha de la electromovilidad. «Somos un laboratorio de ensayos e innovación. Mediante la colaboración con las principales marcas de coches podemos acelerar la adopción de la tecnología concebida para las carreras por parte de los consumidores y ofrecer un cambio significativo y perdurable». Ella menciona la mejora en la duración de las baterías de los vehículos eléctricos como una de las contribuciones más significativas de la Fórmula E: «Hace unos años, los conductores tenían miedo de pasarse a los vehículos eléctricos porque se imaginaban quedarse tirados en mitad del campo con la batería vacía. Nuestro trabajo en el coche Gen2 propició un enorme salto en la tecnología y la autonomía de las baterías, y contribuyó a impulsar la adopción masiva de los vehículos eléctricos en el mercado».

A pesar de su creciente popularidad en los últimos años, muchos consumidores siguen resistiéndose a pasarse al transporte eléctrico. Cuando se les pregunta, la mayoría afirma que los largos tiempos de carga son el factor de disuasión más importante. Pallé es consciente del reto: «La carga rápida será la clave para cerrar la brecha de la electromovilidad. Debemos llegar a una fase en la que para los conductores cargar sus vehículos sea tan fácil y rápido como cargar sus teléfonos».

Ella es optimista por dos razones: en primer lugar, la batería del Gen3 representa un salto cualitativo en la tecnología de células de energía, con una capacidad de carga rápida de 600 kW y una huella de carbono reducida. En segundo lugar, el impresionante historial de transferencia de innovación de la Fórmula E: el tiempo que tarda la tecnología aplicada en las carreras en aparecer en los coches comerciales. «Es alentador», afirma Pallé, «ver que los fabricantes de coches incorporan la tecnología de las carreras en sus vehículos comerciales en un plazo de cuatro años. Considerando los estándares de desarrollo, cuatro años no es nada».

Impacto global
Aunque el orgullo de Pallé por los logros técnicos de la Fórmula E está justificado, lo que más le entusiasma es el potencial de este deporte para mostrar a los consumidores lo lejos que ha llegado la movilidad eléctrica. «Cientos de millones de personas siguen el campeonato; la oportunidad de promover un estilo de vida sostenible entre nuestros aficionados es enorme», afirma Pallé. Es una oportunidad que las ciudades anfitrionas de la Fórmula E han sabido aprovechar. Londres, Roma, Sao Paulo y otras ciudades reconocen el poder de la Fórmula E para mostrar sus credenciales en materia de sostenibilidad en el escenario mundial. Mucho después de la finalización de las carreras, la Fórmula E colabora estrechamente con sus anfitriones para garantizar un legado duradero que establezca un nuevo estándar de entretenimiento sostenible.

Sin embargo, a pesar del perfil internacional de la Fórmula E, Pallé cree que los pequeños detalles también pueden marcar una gran diferencia. «Queremos asegurarnos de que la sostenibilidad esté presente en todo lo que hacemos». En la práctica, esto significa que todo el ecosistema de la Fórmula E fomenta un estilo de vida más sostenible, incluyendo la comida vegetariana y la energía renovable en las carreras.

No obstante, Pallé reconoce que la logística de las carreras a nivel mundial supone un reto para las credenciales ecológicas de este deporte: el 90 % de la huella de carbono del campeonato procede de los viajes y el transporte. Sus soluciones son refrescantemente prácticas: «Simplemente compensamos la huella de carbono y usamos el transporte marítimo y por carretera en lugar del aéreo, lo que permite un ahorro de carbono enorme». Y para no fomentar el uso de coches, no hay aparcamientos públicos disponibles en los escenarios de las carreras; se anima a los aficionados a caminar, ir en bicicleta o usar el transporte público.

Un deporte con conciencia
Y el impacto positivo de la Fórmula E llega aún más lejos. A Pallé se le iluminan los ojos cuando describe los amplios efectos positivos en comunidades de todo el mundo: «Como campeonato hemos alcanzado un nivel de madurez en el que estamos desarrollando programas como “Girls on track”, que promueve la igualdad de género en las carreras y el deporte». De hecho, el compromiso de la Fórmula E con la inclusión social y la diversidad ha sido reconocido por Unicef. El campeonato es ahora su mayor socio deportivo a escala mundial para proyectos climáticos.

¿Cómo un deporte tan joven ha conseguido tanto en tan poco tiempo? «Todo lo que hacemos», dice Pallé, «se basa en nuestros cinco valores fundamentales. Son la luz que nos guía».

Los cinco valores de la Fórmula E

  1. Impacto. Corremos por la gloria y el futuro del planeta; creemos que algún día el mundo será totalmente eléctrico.
  2. ¡Vamos! Todo es posible. Somos optimistas sobre el potencial de nuestro deporte.
  3. Valentía. Somos desafiantes y disruptores, superamos las fronteras de la innovación y corremos al límite.
  4. Electricidad. Aportamos energía y dinamismo a la pista y al mundo. Promovemos la acción positiva tanto dentro como fuera de la pista.
  5. Humanidad. Somos abiertos y accesibles. La tecnología está al servicio de la humanidad y aprovechamos su poder para crear mejores experiencias y mejorar vidas.
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