A medida que el costo de las tecnologías avanzadas continúe descendiendo, se lanzarán nuevas aplicaciones que brindarán la oportunidad de combinar estas tecnologías de manera novedosa y acelerarán el ritmo y el alcance de la innovación. Mientras que el consumidor continuará beneficiándose del auge tecnológico, solo ganarán las empresas que más innoven. La era digital del siglo XXI ya ha alterado fundamentalmente nuestras vidas al llevar internet y los teléfonos inteligentes a las masas. En las próximas décadas, la tecnología seguirá reconfigurando la sociedad.

Automatización y robótica
Los robots del pasado han propiciado un nivel sin precedentes de producción en masa al automatizar pasos muy repetitivos y trabajosos de la cadena de valor de la producción. Pero los robots del futuro no se limitarán a continuar la tendencia de incremento constante de la eficiencia, sino que facilitarán el proceso de producción de un modo que era imposible hasta ahora. Estamos presenciando la cuarta revolución manufacturera, la transición hacia la llamada «industria 4.0». Esta revolución la impulsa principalmente la tecnología basada en sistemas digitales inteligentes conectados en red.

Computación en la nube e inteligencia artificial
La nube permite que las empresas alquilen infraestructura tecnológica y que sustituyan gastos de capital por gastos operativos a precios cada vez más bajos. Gracias a los productos en la nube, estas pueden escalar sus operaciones y, por lo tanto, multiplicar su flexibilidad y eficiencia. Potenciadas dentro de la nube, las soluciones de aprendizaje automático aplicadas a los macrodatos permiten obtener nuevos conocimientos y aumentar la automatización de las tareas en el sector de los servicios.

Ciberseguridad
El pionero de la privacidad Willis Ware afirmó una vez irónicamente que «la única computadora completamente segura es la que no se usa». Es prácticamente imposible imaginarse la vida moderna sin computadoras. Contar con una sólida plataforma de ciberseguridad digital es más necesario que nunca en vista de las nuevas amenazas de ciberseguridad, en particular el incremento del riesgo de robo de datos, el aumento de los robos financieros digitales, la mayor dependencia del funcionamiento de la nube y la mayor frecuencia de los ataques de denegación de servicio. El segmento de la ciberseguridad se hará más relevante con la creciente sofisticación de los agresores, el mayor número de vectores de ataque debido a la mayor cantidad de personas que trabajan desde casa y el auge de la internet de las cosas, una mayor incentivación normativa y la compartimentación de la tecnología resultante de la transición hacia un mundo más multipolar.

El futuro de las finanzas
La tecnología financiera está dando una nueva forma al futuro de las finanzas. Se considera una tecnología que ayuda a las empresas de servicios financieros a operar o a entregar sus productos y servicios, o que permite que empresas y particulares gestionen mejor las cuestiones financieras que les atañen. El envejecimiento de los sistemas informáticos y el pobre ritmo de la innovación del sector financiero clásico han dejado espacio para una tecnología financiera mejor dirigida a las jóvenes generaciones de usuarios de celular. Los pagos digitales y la tecnología de finanzas descentralizadas (DeFi) encauzan el sector financiero hacia un nuevo ciclo de innovación y, posiblemente, hacia toda una revolución financiera.

Además, con los activos digitales estamos presenciando la aparición de una nueva clase de activo, que se conoce como «criptoactivos». La tecnología de cadena de bloques subyacente ofrece un inmenso abanico de posibles aplicaciones, como protegerse de la hiperinflación y reducir costos en las comisiones de envío de las remesas a economías emergentes, o facilitar el auge de un nuevo sistema financiero descentralizado y la gobernanza de organizaciones autónomas descentralizadas. Algunos criptoactivos se crearon como posibles sucesoras de nuestro sistema bancario actual de reserva fraccional. Aunque exhiben una volatilidad excesiva, su mayor adopción a lo largo de los años y el proceso tecnológico en sí podrían suponer que una mayor parte de nuestro futuro dependa de los criptoactivos en el futuro.

Comercio digital
En el plano estructural, el comercio se está moviendo hacia el espacio digital. En todos los mercados, los consumidores se sienten cada vez más cómodos comprando por internet, incluyendo las compras mediante dispositivos móviles. A nivel mundial, el comercio electrónico es un negocio que crece estructuralmente. Los bienes y servicios adquiridos en la red han pasado a ser un mercado de 2,2 billones de USD con una tasa de crecimiento anual de dos dígitos. Aparte del crecimiento global del comercio se aprecia una transición estructural de la cuota de mercado desde los establecimientos físicos hacia las soluciones de comercio electrónico. La desaparición del comercio minorista físico debería seguir su curso e incluso podría acelerarse en el futuro. Los factores principales son el crecimiento de la base de consumidores «millennials», la mejora de la logística electrónica, el análisis de macrodatos, la participación del consumidor y la reducción de las tasas de rentabilidad.

Contenido digital
La frase atribuida al poeta romano Juvenal «Panem et circenses» («pan y circo»), resume lo que supuestamente hace falta para tener contenta a la población. El coliseo de nuestros días tiene la forma de una pantalla de computadora y a todo el mundo le sigue gustando que le den entretenimiento. Los avances tecnológicos han impulsado modelos de consumo para música, video y videojuegos, que cada vez dependen menos de la ubicación y se consumen bajo demanda. Solo prosperarán las empresas que se adapten a los formatos y canales de distribución nuevos. Ya no basta con confiar en las bibliotecas de contenidos bien establecidas ni en modelos de negocio consolidados.

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