Una de las últimas cosas que desea cualquier inversionista: quedarse con un activo que ya no quiere mantener pero que simplemente no puede vender. Por esto, no es de extrañar que la opinión generalizada sea que una inversión «ilíquida», o no fácilmente negociable, es algo malo y debe evitarse.

La realidad tiene más matices. Poseer inversiones ilíquidas tiene muchas ventajas, al igual que existen riesgos al mantener posiciones altamente líquidas. Para los mejores inversionistas de capital riesgo, la iliquidez es algo que hay que aceptar, ya que mantener una inversión fuera de los mercados públicos puede reducir la volatilidad y hacer subir las tasas de rendimiento. En Julius Baer, creemos que las inversiones en capital riesgo tienen un papel que desempeñar en un portafolio, siempre que se mantengan junto a otros activos diversos, incluyendo valores líquidos de renta variable y deuda.

He aquí cinco cosas que los futuros inversionistas deberían tener en cuenta a la hora de sopesar las cuestiones de liquidez e iliquidez en su decisión.

Consideración 1: ¿Quiero que todo mi portafolio esté expuesto a la volatilidad del mercado público?

Entre las inversiones más líquidas del mundo, en las que los operadores pueden adquirir y desprenderse de sus posiciones en segundos, se incluyen los mercados del petróleo, las divisas y las acciones que cotizan en las bolsas de valores internacionales. Son líquidas, no solo por su gran tamaño y su rápido movimiento, sino también porque son populares entre los inversionistas que desean obtener beneficios rápidos o responder a las circunstancias económicas y a los cambios en el destino de las empresas públicas. Pero eso también significa que pueden ser extremadamente volátiles y fluctuar bruscamente en respuesta a eventos específicos o a cambios en la confianza de los inversionistas en general.

Las materias primas y las divisas reaccionan a los datos macroeconómicos, mientras que la renta variable tiende a moverse en respuesta a las variaciones a corto plazo de los resultados de una empresa. Los agentes pueden comprar y vender rápidamente, pero los precios pueden moverse bruscamente en su contra. Tenga siempre presente que, en momentos de tensión en el mercado, la liquidez puede evaporarse con mucha rapidez. Creemos que el capital riesgo puede ser una herramienta valiosa, pero solo debe ser mantenido por inversionistas sofisticados como parte de un portafolio diversificado que contenga otros estilos.

Consideración 2: ¿Puedo comprometerme a una inversión a largo plazo?

Las inversiones en empresas o proyectos de propiedad privada tienden a moverse con más lentitud y a estar menos extendidas, por lo que son más ilíquidas. La inversión de capital riesgo adopta diversas formas, desde la provisión de fondos a empresas emergentes, en fase temprana o en crecimiento, hasta compras con apalancamiento, a veces de gran envergadura, que implican adquisiciones de empresas públicas.

Los inversionistas de capital riesgo no solo llevan a cabo una larga investigación, o diligencia debida, antes de comprometer el capital, sino que también tienden a mantener la inversión durante períodos relativamente largos de al menos tres años y, en ocasiones, de más de una década. Si bien es cierto que la naturaleza de este estilo de inversión conlleva que a menudo sea menos fácil para los compradores y vendedores adquirir y desprenderse de sus posiciones, existen considerables ventajas. A menudo, al respaldar a una empresa en una fase temprana de su desarrollo, los inversionistas pueden invertir en condiciones muy atractivas. Mantener una inversión a largo plazo, especialmente una que esté protegida contra la volatilidad de la negociación diaria, también puede generar mejores rendimientos. Los datos sugieren que las inversiones privadas superan a los mercados públicos a lo largo del tiempo.

Consideración 3: ¿Cuento con una estrategia de salida?

Las inversiones de capital riesgo no son estáticas. Dado que el mercado se ha desarrollado considerablemente desde su primera aparición hace más de 30 años, existe un «mercado secundario» consolidado, en el que otros inversionistas compran y venden inversiones privadas existentes.

No olvidemos tampoco que los inversionistas de capital riesgo son propietarios temporales. Ellos tendrán una estrategia de salida y buscarán el momento adecuado para vender, ya sea para obtener beneficios o para liberar capital para invertirlo en otra parte. En resumen, el hecho de que una inversión sea de carácter privado no significa necesariamente que sea ilíquida.

Consideración 4: ¿Estoy invirtiendo en una estructura de fondos adecuada?

La forma de estructurar una inversión tiene un gran impacto en la liquidez. Con un vehículo «abierto», en el que se emiten o reembolsan nuevas acciones o participaciones en respuesta a la demanda, las ventas de otros inversionistas pueden deprimir el valor de un portafolio, al tiempo que provocan ventas forzadas de activos por parte del gestor para satisfacer las solicitudes de reembolso.

En los mercados a la baja, la liquidez de los activos subyacentes se reducirá. Esto puede llevar a una situación financiera difícil dentro del portafolio. Con un fondo «cerrado», el capital accionario está «cerrado». Los reembolsos del portafolio se producen cuando el gestor vende un activo del portafolio y el capital se devuelve a los inversionistas mediante una distribución de efectivo. Sin embargo, si se vende una participación del fondo a un comprador profesional secundario, solo la propiedad cambia de manos. No provoca la venta forzosa por parte del gestor. Por tanto, la valoración del portafolio no se ve alterada.

La mayoría de las empresas de inversión de capital riesgo utilizan el modelo de capital cerrado y también imponen restricciones a la capacidad de los inversionistas para salir, lo que reduce aún más los riesgos.

Consideración 5: ¿Quiero ampliar mi horizonte de inversión?

El sector del capital riesgo ofrece a los inversionistas una gran variedad de opciones de inversión, desde los inicios de una empresa hasta la transformación de empresas consolidadas que están en dificultades, pasando por todas las fases de desarrollo de una empresa. El capital privado puede fluir hacia activos y negocios a los que el capital público no tiene acceso. Al incluir los activos privados en la estrategia de inversión, se pueden ampliar las opciones y diversificar el portafolio de inversión.

Conclusión para los inversionistas

¿Mantener o no la liquidez? Es cierto que las inversiones de capital riesgo tienden a ser menos líquidas que otros activos. Por otro lado, pueden ser menos volátiles que los activos de gran liquidez y tienden a obtener mejores resultados con el paso del tiempo. En pocas palabras, la iliquidez tiene sus ventajas. Los activos privados nunca han sido tan accesibles como hoy en día. Recomendamos a nuestros clientes que adquieran tanto activos públicos como privados.

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