Pequeños núcleos de revitalización e innovación florecen en el otrora descuidado centro de esta urbe, así como en los suburbios circundantes, y traen consigo la esperanza de que un enfoque sostenible y dinamizador aún es posible para la regeneración urbana de Johannesburgo.

Desde hace varios años, distintos proyectos de desarrollo auspiciados por entidades municipales e inversores privados vienen desarrollándose en toda la ciudad, con frecuencia centrados en actividades artísticas, de ocio o en la implantación de empresas tecnológicas. Recientemente, ha surgido en el distrito este de Johannesburgo una nueva iniciativa, que propone un enfoque distinto para esta renovación urbana con la integración de un espacio de negocios, una granja urbana de alimentos y un fuerte compromiso con el fomento de actividades artesanales.

El complejo de Victoria Yards fue en su día una fábrica en ruinas ocupada de forma ilegal por personas sin techo, mecánicos improvisados y perros encadenados. Sin embargo, en solo dos años, el destartalado edificio ha dado paso a una floreciente comunidad de artistas, artesanos y empresarios. Para el prometedor fabricante de vaqueros Tshepo Mohlala, fundador de Tshepo The Jean Maker, el ambiente de Victoria Yards encaja a la perfección con el flow que buscaba para su marca. «Ya vendo pantalones en el extranjero y es posible que expanda mi empresa con tiendas en lugares como Soweto y los suburbios del norte, pero el corazón y el alma de mi marca jamás saldrán de aquí, de Victoria Yards», sentencia el joven.

Este espacio es la última incorporación al conocido como Makers Valley, un eje urbano de soluciones innovadoras y proyectos independientes de regeneración urbana, que se estira hacia el este desde el céntrico y vibrante distrito de Maboneng Precint, formando un conglomerado de polos de renovación que incluyen el conocido espacio sin ánimo de lucro Spaza Gallery en Troyeville, el colectivo creativo Ellis House en New Doornfontein, Victoria Yards en Lorentzville y, por último, el recinto del campus comunitario Skills Village 2030, en Bez Valley. El Makers Valley Collective (colectivo del valle de los creadores) que lidera el progreso en la zona cuenta con instalaciones patrocinadas en Victoria Yards, donde colabora con distintos proyectos y asociaciones para conseguir un centro urbano limpio, seguro, productivo e inclusivo, gracias a polos de desarrollo y nuevas políticas de viviendas asequibles.

Construyendo una comunidad
Con una superficie total de 30 000 m² de suelo industrial bruto distribuido a ambas orillas del río Jukskei, Victoria Yards ofrece amplios y económicos estudios y espacios de trabajo a artistas, sopladores de vidrio, herreros artesanos, fabricantes de muebles, imprentas y proyectos dinamizadores. Los caminos que discurren entre austeros edificios de ladrillo están bordeados por cultivos alimentarios: un entorno idílico en el que algunas de las principales mentes creativas de Sudáfrica han encontrado por fin un espacio al que llamar hogar. Mohlala fue uno de los primeros inquilinos de Victoria Yards, y confiesa cómo quedó seducido por el proyecto del promotor Brian Green desde el primer momento. «Brian está loco, es un visionario. Este lugar era un desastre cuando lo vi por primera vez, pero confié en su visión y me instalé».

Actualmente, Victoria Yards funciona como un espacio de trabajo abierto al público únicamente el primer domingo de cada mes, pero el flujo de visitantes se filtra entre sus puertas todos los días, durante toda la jornada. Los niños del barrio acuden asiduamente a visitar a una de las ocupantes después del colegio, para que les lea libros. Algunos transeúntes se acercan para encargar unos vaqueros a medida y siguen allí tres horas más tarde, intercambiando historias con algún artista local. Las abejas y mariposas que revolotean entre jóvenes frutales, vegetación, verduras y plantas medicinales se alimentan de los desechos generados en la cafetería y la carpintería. Los inquilinos de este espacio se reúnen asiduamente para tomar café e intercambiar impresiones sobre su jornada. Para estos artesanos impulsados por la creatividad, Victoria Yards está demostrando ser un refugio tranquilo, alejado de la agitación de la ciudad que bulle tras sus muros; pero también es un auténtico centro de inspiración para personas con ideas afines, así como un foco de creación de empleo y desarrollo de competencias para las comunidades circundantes.

Los propietarios de Victoria Yards recuerdan que, ante todo, son promotores inmobiliarios y no integradores sociales. Sin embargo, comparten el concepto de comunidades inclusivas y empoderadas en el casco urbano, por lo que colaboran activamente con Simon Mayson y Tumi Moroeng del Makers Valley Collective, apoyando así el espíritu de desarrollo comunitario que impulsa esta organización a todos los niveles.

Brian Green, cofundador y principal inspiración creativa de Group 44 Properties (promotora responsable del desarrollo del moderno recinto comercial 44 Stanley, en la zona oeste de Johannesburgo), asegura que la asociación Makers Valley Collective «ha demostrado actuar como un potente conector» para Victoria Yards, que ha disparado el impacto positivo que genera este proyecto comunitario.

Regeneración con beneficios compartidos
«Yo era un regenerador urbano en todos los sentidos. Si miro atrás hacia 44 Stanley, cuando ni siquiera yo sabía qué quería hacer, mi único deseo era que los ladrillos y el mortero recuperasen su belleza original, esperando darle una nueva oportunidad a aquel espacio», recuerda Green. «Gracias a proyectos como este se está logrando ralentizar la dispersión urbana, reducir la delincuencia y sacar a personas sin techo de las calles. En definitiva: una parte de la ciudad en proceso de severa degradación ha conseguido cierta estabilidad. Ahora, estamos viendo cómo nuestros vecinos de Makers Valley Collective han acelerado el impacto de este desarrollo positivo, ampliando su área de acción e indagando otras necesidades sociales. Juntos podemos lograr progreso, desarrollar las capacidades locales, crear empleo y viviendas asequibles y, sinceramente, creo que se trata de una propuesta empresarial ampliable, dado el reducido valor inicial de los terrenos que están comenzando a revitalizarse».

No obstante, a Green no le convence el término «gentrificación» para describir este proceso, ya que los proyectos de estas características tienden a desplazar las comunidades originales de sus hogares, a medida que el suelo y las propiedades aumentan su valor. Su objetivo es dar con un equilibrio que permita a los residentes originales vivir en mejores condiciones y con dignidad, sin expulsarles de su barrio. En su opinión, «la gentrificación es a todos los efectos un fenómeno inevitable en las ciudades modernas, ya que las zonas con menos ingresos y donde la vida es más barata están muy próximas a los centros económicos que generan riqueza. Los resultados obtenidos quizás pongan los dientes largos a los promotores inmobiliarios, pero somos muy conscientes de los males potenciales de la gentrificación, aunque en última instancia se trata de una evolución imparable. Por ejemplo, nos encontramos en una zona bastante difícil, pero una vez el barrio sea seguro y más limpio, el dinero sin duda comenzará a fluir hacia aquí», asegura Green.

Su mayor deseo es que este lugar se convierta en un barrio vibrante, seguro y accesible, totalmente representativo de la población sudafricana y donde personas con distinto nivel de ingresos puedan convivir con dignidad.

Fomentar el aprendizaje profesional
La primera fase de Victoria Yards consistió en reparar las estructuras e implantar huertos urbanos evolutivos en todo el recinto. A continuación, Green buscó inquilinos entre artistas y artesanos: mentes creativas que pudieran crear empleo e impulsar programas de formación profesional. «Mi idea era llenarlo de personas con creatividad, como artesanos, fotógrafos, herreros, carpinteros… Gente capaz de ofrecer las habilidades y capacitación que tan desesperadamente necesita este país, y espero de verdad que esta interactuación tenga un efecto de osmosis», explica el promotor sudafricano. El plan está dando sus frutos, y uno de los artistas de Victoria Yards, el galardonado fabricante de muebles David Krynauw, ya está formando a unas 50 personas, la mayoría de ellas del vecindario circundante. Se están consolidando programas estables para desarrollar habilidades y competencias, con temáticas que abarcan desde la horticultura urbana hasta destrezas artesanales.

«Estamos empezado a atraer a educadores profesionales, y ahora algunos inquilinos cuentan con los fondos necesarios para lanzar cursos de formación. Nuestro mayor sueño es que, algún día, la gente diga que fueron formados en Victoria Yards y esto sea sinónimo de excelencia y compromiso laboral», aventura Brian Green.

Un modelo de futuro
«Proyectos como este son solo una muestra de lo que podría llegar a ser Johannesburgo, e incluso toda Sudáfrica», decreta Tony Esslinger, uno de los recién llegados. Actualmente, él y su socio Irvin Smith están instalando maquinaria para destilar vodka y ginebra: así es, su nuevo negocio es una destilería artesanal. Primal Spirits abrirá pronto sus puertas, y ambos jóvenes ya tienen planes a largo plazo para rentabilizar al máximo su empresa, como por ejemplo utilizar un coproducto cereal de la destilación (súper grano) como materia prima para una panadería local. Esslinger, que ha regresado a Sudáfrica tras años viviendo en Europa, destaca que el principal atractivo de Victoria Yards es la sensación de bienestar que transmite a sus ocupantes, sin que reine el típico ambiente de «enclave elitista».

Un logotipo digno de un rey
Poco después de mudarse, Mohlala conoció a Ayanda Mabulu, otra inquilina y artista de renombre. Un día, Mabulu pintó una corona en la pared de su estudio, asegurando que Mohlala era un verdadero rey y, como tal, merecía tener una. Hoy, aquella corona se ha convertido en el logo de Tshepo The Jean Maker, un distintivo que el sastre lleva tatuado en su brazo y bordado en rojo en los bolsillos de sus vaqueros. «Estaba buscando inspiración para crear mi sello personal, un símbolo que llevarían todas mis prendas. La encontré exclusivamente por estar aquí, rodeado de una comunidad tan creativa», relata Mohlala.

Victoria Yards es solo uno de los diversos núcleos para el desarrollo de empresas y talento que están revitalizando el centro de Johannesburgo y sus alrededores. Además, este enfoque único centrado en la agricultura urbana, así como en las actividades creativas y profesionales en el casco urbano, sirve de inspiración por igual para artistas, clientes y vecinos de las comunidades circundantes.

Pequeñas empresas e internacionalización: el logro de las incubadoras

Gracias a un pequeño préstamo concedido por un amigo, en solo cuatro años Tshepo Mohlala se ha convertido en exportador de pantalones hechos a medida: toda una hazaña en tan poco tiempo. Su marca de vaqueros Tshepo The Jean Maker ya se vende en Ámsterdam, y este año está negociando su expansión a otros países. Mohlala tiene hoy 27 años, e hizo despegar su negocio desde su casa; asentó su sello con un cuidadoso trabajo de implantación de marca y a través del marketing digital, y expandiéndose en centros de desarrollo empresarial de Johannesburgo. Más tarde, abrió una tienda en el distrito financiero de Johannesburgo, pero pronto constató que un establecimiento minorista tradicional no era el modelo adecuado para aquella fase de su empresa.

«La tienda generaba pérdidas», recuerda Mohlala. El traslado al nuevo recinto de Victoria Yards se alineaba totalmente con la identidad de su marca, y en estas instalaciones encontró la base perfecta para el crecimiento de su negocio. El diseñador sabe que sus clientes aprecian el arte, los detalles y la historia que esconde cada par de vaqueros, y disfrutan visitando su local en Victoria Yards. «Mi clientela va desde jóvenes profesionales hasta un jubilado de 91 años. Todos aprecian la atmósfera que reina en Victoria Yards, así como el trato personal y cercano que reciben. Es lo que demanda mi generación: espacios alternativos, un regreso a la artesanía genuina y productos a medida», concluye el joven empresario.

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